¿Cómo leer a un poeta que ya no está?
Hoy nos deja un gran ser: un luchador incansable, que vivió lleno
de flores que salían de su boca en pro de un mundo mejor.
Ese, que nos hizo ver que la utopía si tiene sentido, que
nos enseñó que no está mal dudar, que defendió nuestro derecho al delirio, que
nos hizo ver las venas de nuestra América que aún siguen abiertas, que escribió
para los nadies, que desafió a la ciencia asegurando que estamos hechos de historia,
que nos ayudó a soñar y que nos llevó a un mundo al revés.
Ese que habló de amor, de fútbol, de solidaridad, de
política, de besos, de mujeres y hombres, del mundo.
Ese que tocó todos los temas referentes al ser humano desde
el lugar de la tolerancia, de la belleza y desde su alma.
Ese hombre inspirador, ya no está. Pero sigue siendo
fueguito, fuego loco, de esos que arden con tantas ganas que encienden todo lo
que se acerca a ellos. Y así será siempre, porque lo que él logró encender más
nunca se apagará. Ese fuego vivirá en cada una de las personas que su voz logró
tocar.
El escribir, para él, era abrazar al lector, más que nunca
debemos hoy abrazarlo, leyendo y compartiendo sus escritos para que todos nos
fundamos en miles y miles de abrazos. Y sobre todo recordarlo, volver a pasarlo
por el corazón, una y otra vez durante esta continua lucha que es el camino hacia
la utopía.
Marina Hurtado Soto
Marina Hurtado Soto
No hay comentarios:
Publicar un comentario